viernes, 19 de agosto de 2016

La Luna mirando al niño


Mi primo Ramiro me dijo al enviárselo: No sabía Maruxa que eras lorquiana. Así pues a mi poeta Lorca y a mi hermano Jaime; Lo compuse con gratitud cuando fui a tu médico para el transplante y me dijo que no era posible por la Ciencia. Me lo dijo lleno de amor a ti y compasión a mí; el poema se escribió casi solo sin una lágrima, llena de gratitud al oncólogo en su hablar.

LA  LUNA  MIRANDO  AL  NIÑO 

No temas, niño.

Que en un rincón de mi alma

te guardo un sitio.
 

No temas, niño.

Que mi Luz, te alumbra

por el camino.
 

Mi haz de Albor,

entre tu temor de niño,

ilumina tus amores,

tus sueños, ¡Los más queridos!
 

Y en el recóndito,

Mi alma ilumina…

Lo que puedas ver, y oírlo.

No temas, niño.

Que yo…

Te acompaño en tus caminos…

 

El de adentro, el que te lleva

a la paz, ¡por ser buen niño!

y por aquel otro, donde Destellan.

 

¡Hortensias, Rosas… Jacintos!

¡Tu Luz!, que en la Luna pones,

hace a su estela; vía de Aves y Flores.

 

Pensamientos, Lirios y, Ruiseñores.

¡La Luna!, llega hasta ti, en Coloridos de Flores.

Trinos de Ruiseñores en Planear de Gaviotas.

 Mar de playa o, avisando… ¡Tierra a la Vista!

“La alegría del Marino”. Así, a ti te gritan.

 

¡Infinito horizonte del Marino!

                        Alma errante, veleros de mil colores.

¡Gaviotas, de plumajes reemplazados!

Del blanco al negro, de adultos llegáis

¡Galanura gris! Distinción de Identidades.

 

              En su fragancia, ¡Las Flores susurran!
            No temas, niño.
              Que la Luna… en tu Mar Riela
              y hoy Rutila, ¡Sólo!, para su niño.

 

Es la Mar que salvaguarda,

que protege y que te ampara,

de temores y de dudas…
 

La Mar… que está ahí… dentro del Alma.

La Mar, en Mirar Azul, divisa a la Luna

que enmudecida hoy estaba…
 

Sólo escuchan, sólo acompañan.

Sólo mirando las dos,

al niño… hombre hoy.

¡En un suspiro del Alma!
 

La Mar y la Luna, ¡Callan…!

La Luna le dice al niño… en murmullo,

mientras la Mar le contempla

con sonrisa silenciada…

 

No temas, niño.

¡Mi Hombre de Madrugada…!
 

Yo… La Luna, Ella… La Mar…

Siempre estamos…

                                              ¡Luciendo Noche Silente o

Bañando… Agua Templada!
 

Para que tú…

No sientas temor alguno

Ni en la Noche ni en el Día

¡Ni al Nacimiento del Alba…!

 

La Luna y el Mar,

desde su brillo acuoso,

Velan al niño…

Mientras él, ¡Hombre ya!

Acaricia, en su húmedo mirar…

¡A su L u n a y, A su M a r…!

Maruxa Oñate, en silencio a mi hermano Jaime, un año menor que yo.

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